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Ye Ixquich Cahuitl
37:00, for eight digital tracks, Mexico City, 2021.
Ye Ixcuich Cahuitl Stereo Version
The title of this work is in Nahuatl, the language of the Mexicas and other Indigenous cultures in central Mexico, still spoken these days by few people. in Spanish it means, "todo este tiempo ha", in English, “all this time has” and it alludes to the 500 years (half millennia) of the Spanish conquest over the Aztec culture in the city of Tenochtitlan in 1521. The title is also connected to the Náhuatl word Cahuitl (Time), which is at the same time register, accumulation of past memory. Cáhuitl is also Sonic time. Synthetizing in less than an hour the history of Mexican indigenous, creole and half-blood culture in a sound work seems almost impossible. The central idea of this sound work was based in the different strata, both geological (nature) and anthropological (pyramids, catholic sanctuaries and churches, modern buildings) of our culture. Our syncretic nature disintegrates us in many bits and pieces conformed by different cultures ¿What is the identity of Mexicans? Maybe only the deconstruction of the different eras of our history, in a kind of a sonic abstract scrap, may lead us us closer to a possible essence, or a possible holistic field that nonetheless will always be structured by extreme dualities: life-death, sacrifice (violence)–abstinence, indigenism–Europeanism, the real world–the divine world, old and modern life forms.
There is a continuous and constant base of this sound work where different events occur, it is the lowest and deepest strata, namely, the ancient indigenous world that in an integral way is only preserved in the codices, myths, in the stories, present traditions, and in the pre-Columbian objects (including musical instruments), but also in the different indigenous languages that subsist in Mexico, 68 languages, although only 10 of them are spoken by the majority of indigenous people in my country (about 10% of the population).
This work is made out of many of these languages, reflecting the today still living indigenous cultures in the whole territory of our country, in very bad social conditions, and it is a homage to these cultures that we have to value and help somehow to preserve. But the sound works form is also a chronological time line that jumps from the pre-Columbian era before the Spaniards came, jumping later into the modern and contemporary world of the XIX, XX and XI centuries, where I use the sounds of street vendors in the big cities, as well as other urban sounds like traffic, wrestling (lucha libre) political marches, etc. Sounds that in a way are very similar to the sounds of the grate Tenochtitlan, the biggest city of the world at that time. I also allude to the ancient music, and then to the contemporary popular music played today, as well as to the present indigenous music in different rituals (fiestas religiosas) all across the country.
Despite my historical criticism to the various attempts to revive a pre-Columbian and “inexistent” music by Mexican Musical Nationalism in the last century, the post Columbian New Age, and one or another nostalgic sound artist, I have inevitably fallen in the same quagmire, hoping to save the situation, because the vision of the Anahuac that the Spaniard Conquerors had 500 years ago, is a kind of mythical dream that we still want to apprehend, trying to look to ourselves in that dark mirror of the sorcerer Tezcatlipoca, to try to recognize us.
Ye Ixquich Cahuitl was a commission from the Universidad Nacional Autónoma de México in 2021, 500 years after the confrontation of Europe and America in Mexico, it was finished in July that year, but premiered in October 2022 du to the pandemic.
El título de esta obra en castellano es, "todo este tiempo ha", y hace alusión a los 500 años (medio milenio) de la conquista del México antiguo, así como a la particular acepción nahuatl: Cahuitl (tiempo), que es a la vez registro, acumulación del pasado y memoria. Cahuitl es también tiempo sónico, y sintetizar en tan solo en casi cuatro decenas de minutos la historia del México indígena, afro, criollo, mestizo y de tantos grupos de inmigrantes del último silgo (chinos, libaneses, judíos, ahora coreanos, etc) resulta imposible. La idea central de la obra está basada en los distintos estratos, tanto geológicos (naturaleza), antropológicos (pirámides, iglesias, arquitectura moderna, postmoderna y contemporánea), y sociales de nuestra cultura. Su corazón es nuestra naturaleza sincrética, que nos convierte en un montón de pedacerías conformadas por distintas culturas y que se mezclan en un mural objetual híbrido, entrópico y ecléctico. ¿Cuál es la identidad de las y los Mexicanos?, tal vez, tan solo la deconstrucción de las distintas épocas de nuestra historia en esta especie de pedacería sónica y abstracta, pudiera acercarnos a una posible esencia, a un posible campo holístico que no obstante siempre estará conformado por extremas dualidades (vida y creatividad versus muerte, sacrificio y violencia; indigenismo y abstinencia, versus riqueza y occidentalismo; mundo material, versus mundo divino, tradiciones culturales antiguas y modernas.
La base continua y constante de esta obra sobre la que acontecen sucesos distintos, es el estrato más bajo y profundo, es decir, el mundo indígena antiguo que de manera íntegra sólo se preserva en los códices, en los relatos y en los objetos precolombinos (incluidos los instrumentos musicales), pero también en las distintas lenguas indígenas, en las fiestas religiosas y en las tradiciones orales de conocimiento que subsisten. En México existen actualmente 68 lenguas indígenas vivas, o ya seguramente menos porque están desapareciendo, nuestro país tiene 134 millones de habitantes, y solo 23 millones se reconocen como indígenas, y de estos, tan solo 7 millones aún hablan su lengua indígena materna, es decir, tan solo el 5% de la población.
Esta obra está construida a partir de estas lenguas, pero también a partir de una línea de tiempo cronológico que salta desde el México pre Colombino poco antes de que llegaran los españoles, hasta la época moderna y contemporánea de los siglos XIX, XX y XXI, en donde usé sonidos de merolicos de la ciudad, así como otros sonidos urbanos como el tráfico, la lucha libre, marchas políticas, etc, y en donde también me apropié de grabaciones de música popular antigua como de los valses y el salterio de finales del XIX, canciones populares contemporáneas, específicamente “Hasta que te Conocí” de Juan Gabriel, y “Bésame Mucho” de Consuelito Velásquez, pero también músicas indígenas actuales, como canciones purépechas, huicholas, y la música de las danzas rituales de las fiestas religiosas en el norte el país, particularmente de los Yakis.
A pesar de mi histórica crítica a los distintos intentos de revivir una música prehispánica "inexistente", a manos del nacionalismo mexicano de los años 1936-1958, encabezado principalmente por Carlos Chávez en torno al tema indigenista , pero también del pop alternativo y del new age post colombino con figuras como Jorge Reyes y Antonio Zepeda, y de uno que otro artista sonoro postmoderno nostálgico, con Ye Ixquich Cahuitl caí inevitablemente en el mismo atolladero, sin saber a la fecha si logré salvar la situación y no caer en mi propia trampa. Pero para terminar este breve texto, lo que si puedo decir es que desde adolescente, quedé muy impresionado de la visión del Anahuac que tuvieron los españoles hace 500 años desde lo alto de los volcanes del valle de México, que se convirtió en una especie de sueño mítico que queremos aprehender, para mirarnos en ese espejo obscuro, humeante y mítico del hechicero Tezcatlipoca, y así intentar poder reconocernos en esas raíces indígenas mesoamericanas.
Ye Ixquich Cahuitl fue una comisión de la UNAM en 2021, 500 años después de la confrontación entre Europa y América en México, fui terminada en Julio de ese año pero no fue estrenada hasta Octubre de 2022 debido a la pandemia.